Así llama mi querido amigo alemán a esta rica comida. Hace unos años este amigo del sur de Alemania más precisamente de la de Suabia, (quizás ya le hablé de él porque me ha enseñado hacer muchas recetas), un día apareció a nuestra cocina, con una riquísima receta que nos enseñó a mis compañeras y a mí, demás está decirles que nos encantó.

El nombre de esta comida para nosotras era casi impronunciable en alemán, pero él nos dijo que la llamáramos “dedos de dama”, que así estaba bien.

Me encanta esta comida para acompañar con carne, con cualquier carne, pero demás está decirles que no hay que agregarle nada si no queremos, porque esta,  es una comida en sí misma. Es una pasta.

Mi amigo me explicó que esta receta se hace frita, que queda  muy ricas, pero si ustedes quieren cuidarse más la salud, voy a enseñarles a hacerlo de una manera que va a quedar muy rica también  y más saludable.

Entonces empiezo contándoles los ingredientes.

Ingredientes:

  • 1 k de papas
  • 150 g de harina
  •  2 huevos
  • Sal
  • Nuez moscada

Pelar  las papas cortarlas y ponerlas a hervir, cuando se encuentran cocidas, hacemos un buen puré, bien pisado.

  •  Como en la receta de los ñoquis, el secreto para que la papa no tome demasiada harina, y no quede la masa pesada, es que antes de agregarle la harina a el puré, esté  debe estar bien frío.

Preparación

Entonces agregamos la harina los huevos, sal y nuez moscada.

En  ese momento procedemos a amasar muy bien todo.

Hacemos que todo quede muy bien ligado.

Ahora vamos a darle la forma.

  • El secreto es que no queden con demasiada harina, solo lo indispensable para que no se peguen a la mesa al armarlos.
  • Se amasa una tira larga y se cortan partes pequeñas, y se forman tiras que van a ser más finas en las puntas.
  • Como en la ilustración.

Lo próximo es calentar el horno a unos 180°. En una fuente para horno ponemos aceite, no demasiada solo un poco para que no se peguen y procedemos a calentar un poco la fuente con el aceite. Cuando el aceite toma temperatura acomodamos la pasta ordenadamente sin que se toquen y espolvoreamos todo con un poco de sal. Llevamos al horno la fuente por unos minutos hasta que vemos que la pasta tome color doradita por la parte de abajo.

Entonces retiramos del horno la fuente y con cuidado de no quemarnos, damos vuelta los “dedos de dama” para que se cocinen y doren del lado que están blancos aún.

Cuando la pasta está cocida y con color por ambos lados, la retiramos de la fuente que usamos para la cocción y los acomodamos en otra fuente limpia, para llevar a la mesa o para servir los platos antes de llevar a la mesa. Debemos  decidirnos cómo la vamos a saborear sí con carne o no, quizá con una salsa de champiñones, de panceta, o quizá chucrut.

La próxima imagen lo ilustra la idea siguiente

He visto también a veces que, no doran tanto  la pasta, apenas le dan una cocción y en vez de sal se espolvorea con  azúcar después de cocida y acompañan con frutillas frescas u otras frutas.

También se puede espolvorear con una mezcla de manteca, azúcar y pan rallado que se lleva al fuego hasta que se funde la manteca y el pan rallado que da un poquito crocante, esto le da un poco de textura a la pasta y se acompaña también este postre con un tipo de salsa de ciruelas negras, la delicia… especialmente porque me gustan las frutas con gustos un poquito más ácidas.

Con carne roja

Con pescado

Amigos para ustedes y para mi bon appetit.

Imágenes cortesía de: Pinterest.com