Cocinar, un gesto de amor, tallarines caceros.

Cuando dedicamos nuestro tiempo, energía y sentidos a dar lo mejor para deleitar el paladar de los demás, se convierte en amor.

¿Quién no recuerda aquella comida especial de la Mamá, el asado de Papá, el postre especial de la abuela o aquello que con tanto cariño preparaba el abuelo para nosotros?

Éstos recuerdos impregnan nuestra mente, haciendo imposible olvidar sabores, olores y texturas, ellos forman parte esencial de nosotros.

Y al encontrarnos recordando momentos tan gratos nada más podemos esbozar una sonrisa.

abuela

Eso he experimentado al recordar los deliciosos tucos de Mamá y que decirles de las natillas caseras de la abuela Maria.

Cada sabor es un viaje al pasado que, si son amantes de la comida como yo les invitó a que me acompañen, hay mucho que recorrer.

Nací en un pueblito del interior de el país. Vivíamos junto a mis abuelos maternos y eso hacia que gozara de muchos momentos con ellos y disfrutara comidas que nunca olvidaré.

Los domingos, la fiesta…… tallarines caseros.

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¿Hablamos de ellos?  La masa se preparaba temprano, un secretito de la abuela Maria dejar secar la masa o como ella decía, dejarla orear bastante.

Usaba dos recetas que les voy a compartir.

Aunque les parezca mentira a mí me gusta la que lleva menos huevos y queda más pálida.

Quizás a ustedes les gusta la más amarillita, pero también les voy a enseñar la receta de los tallarines de colores.

Para los amarillos va a necesitar para cuatro porciones:

  • 4 huevos
  • Sal
  • 2 cucharadas de aceite el que usen para cocinar, como de oliva
  • Harina necesaria
  • En un bol cascamos los huevos y batimos con la sal y el aceite.
  • Y empezamos a mezclar harina de a poco para no pasarnos.
  • La textura correcta es una masa NO pegajosa pero si chiclosa.

No debe quedar dura sino ser fácil de estirar.

masa

Antes  de estirar ponemos harina en la mesa o superficie que usemos para esto.

Bastante harina abajo y arriba de la masa no queremos que se pegue ni en la mesa ni en el palote de estirar.

Para que se nos haga más fácil estirar podemos dividir la masa en dos.

Ahora estiramos lo más fina que podamos.

Girando la masa de forma que nos vaya quedando redonda.

Cuando queda finita es el momento de dejarla orear o secar hasta que pasa de húmeda a seca.

Cuando secó ahí viene lo emocionante, recuerdo las manos de  mi abuela henarinando la masa bastante y hacer un rollito con cada una para cortar los tallarines a mano ¡si a mano!!!

Ponía aquel rollo de masa encima de una tabla y con una cuchilla bien afilada cortaba muy rápido y sin jamás cortarse. Yo la admiraba y con el tiempo me enseñó a hacerlo a mi.

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Siempre me preguntaba como me apetecían está vez si cintas o finitos y yo elegía.

Después la cocción muy ¡importante!

Calentar abundante agua, cuando rompa el hervor poner un puñado de sal y un buen chorro de aceite al agua.

cocinar

Antes de echar los tallarines en la olla separarlos muy bien.

¡Cuidado! se cocinan muy rápido.

Cuando suben ya están.

Apagar la cocina para que no se peguen, podemos poner un vaso de agua fría para cortar la cocción.

Colar y pronto para disfrutar en familia o con amigos con una rica salsa casera , con pesto o solo aceité y queso.